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Falta de autoestima – Mejorar autoestima - LC Psicólogos

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Inseguridad y falta de autoestima

Te ayudaremos a superar tus problemas de autoestima.

Autoestima es la capacidad de experimentar la existencia, conscientes de nuestro potencial y nuestras necesidades reales; de amarnos incondicionalmente y confiar en nosotros para lograr objetivos, independientemente de las limitaciones que podamos tener o de las circunstancias externas generadas por los distintos contextos en los que nos corresponda interactuar.

Esto implica que:

  • La autoestima es una disposición, un recurso natural en el ser humano.
  • La autoestima es desarrollable.
  • La autoestima solo existe relacionada con nuestra experiencia de la vida.
  • La autoestima está ligada al hecho de estar conscientes de nuestras potencialidades y necesidades.
  • La autoestima está directamente relacionada con la confianza en uno mismo.
  • La autoestima depende del afecto hacia uno mismo.
  • La autoestima dirige la acción hacia el logro de los objetivos y el bienestar general.
  • Podemos tener limitaciones y, pese a ello, gozar de autoestima.

Los sucesos externos, los condicionantes, no necesariamente afectan nuestra autoestima; al menos, no de manera estable o permanente.

De un modo más coloquial podemos también decir que la autoestima es:

  • El juicio que hago de mí mismo; mi reputación a mis ojos.
  • La sensación de que encajo y de que tengo mucho por dar y recibir.
  • La convicción de que con lo que SOY basta para funcionar; que no tengo que incorporar nada nuevo a mi vida, sino reconocer aspectos míos de los que no tenía conciencia, para intentar integrarlos.
  • Un modo de vida orientado hacia el bienestar, el equilibrio, la salud y el respeto por mis particularidades.

La autoestima es cuestión de grados y puede ser aumentada, ya que siempre es posible amarnos más, respetarnos más o ser más conscientes de nosotros y de la relación que tenemos con todo lo que nos rodea, sin llegar a caer en el narcisismo o egoísmo, que aparecen cuando únicamente sabemos amarnos a nosotros mismos.

Podemos tener comportamientos de baja autoestima en algún momento aunque nuestra tendencia sea vivir conscientes, siendo quienes somos, amándonos y respetándonos. Esto no nos convierte en personas con baja autoestima, pues para ello la desestima debería ser nuestra manera habitual de vivir.

 

Cómo se forma la autoestima

Desde nuestro nacimiento todo estímulo externo influye en nosotros y nos va creando una impresión emocional que influirá en nuestros comportamientos futuros.

Los padres y otras figuras de autoridad son piezas claves para el desarrollo de la autoestima del niño. La forma como nos tratan define la forma como nos trataremos, porque la consideraremos como la más normal.

Con la llegada de la adolescencia, aparece la necesidad de los jóvenes de encontrarse a sí mismos y surgen con fuerza la competencia y el deseo de ser mejores que los demás. De jóvenes sentimos una gran necesidad de aprobación por parte de nuestro grupo cercano y aprendemos a dirigirnos hacia quienes nos aceptan desarrollando, con tal de ser queridos, conductas muy específicas que se generalizarán hacia la vida adulta.

El ingreso al mundo laboral complica el asunto de la formación y manifestación de la autoestima, ya que en ese contexto se nos mide por lo que hacemos y no por lo que somos.

Finalmente, en la relación de pareja se expresa mucho de lo aprendido en los años precedentes: lo que fue vertido en el molde durante muchos años y que hemos llegado a creer que somos.

 

¿Por qué necesito una adecuada autoestima?

La autoestima define la forma como el individuo funcionará y procesará sus experiencias.

La vida humana es un ir y venir de flujos y reflujos en el que podemos llegar a vivir momentos altos y momentos bajos que nos obligan a permanentes readaptaciones.

En ciertas circunstancias, nuestro sentido de valor personal y de confianza en las propias capacidades pueden verse afectados y hacernos creer que somos víctimas de las circunstancias.

Necesitamos un recurso protector que nos guíe hasta nuestro poder personal, hacia el restablecimiento del ritmo, del equilibrio, de la conciencia, de la integración. Ese recurso es la autoestima. Con él nacemos pero necesitamos reencontrarlo.

Este es el comportamiento que una persona con sana autoestima suele mostrar:

  • Consciencia. Su característica esencial es la consciencia que tiene de sí, de sus capacidades y potencialidades así como de sus limitaciones, las cuales tiende a aceptar sin negarlas, aunque no se concentra en ellas, salvo para buscar salidas más favorables. Filtra sus pensamientos enfatizando los positivos, procura estar emocionalmente arriba, en la alegría y el entusiasmo, y cuando las situaciones le llevan a sentirse rabioso o triste expresa esos estados de la mejor manera posible sin esconderlos neuróticamente.
  • Confianza. La confianza en las fuerzas con las que se cuenta para abordar el día a día es la guía para el riesgo, para probar nuevos caminos y posibilidades, para ver alternativas en las circunstancias en que la mayoría no ve salida alguna; para usar la inteligencia y seguir adelante aunque no se tengan todas las respuestas. Cuando se confía en lo que se es, no se necesitan justificaciones ni explicaciones para poder ser aceptado. Cuando surgen las diferencias de opinión, confiar en uno hace que las críticas se acepten y se utilicen para el crecimiento.
  • Responsabilidad. Asume la responsabilidad por su vida, sus actos y las consecuencias que estos pueden generar. No busca culpables sino soluciones. Los problemas los convierte en un «cómo», y en vez de compadecerse por no lograr lo que quiere, se plantea las posibles formas de obtenerlo. Responsabilidad es responder ante alguien, y ese alguien es YO mismo.
  • Coherencia. La autoestima nos hace vivir de manera coherente y nos impulsa a realizar el esfuerzo necesario para que nuestras palabras y actos tengan un mismo sentido.
  • Expresividad. Mostrar afecto, decir «te quiero», halagar y tocar físicamente son comportamientos naturales en quienes se estiman, ya que disfrutan de sí mismos y de su relación con las personas. En esa expresividad, es seguro observar límites, ya que para expresarse no hay que invadir ni anular a nadie.
  • Racionalidad. Quien se respeta busca, sin compulsiones, alcanzar un mínimo control de su existencia y para eso usa su inteligencia y capacidad de discernimiento, confiando en lograr sus objetivos al menor costo.
  • Armonía. Autoestima es en sí misma armonía, equilibrio, balance, ritmo y fluidez. Cuando existe valoración personal, también se valora a los demás, lo que favorece relaciones sanas y plenas medidas por las honestidad, la ausencia de conflicto y la aceptación de las diferencias individuales. Esta armonía interior ahuyenta la ansiedad y hace tolerable la soledad, percibida como un espacio de crecimiento interior, encuentro con uno mismo y regocijo.
  • Autonomía. La autonomía tiene que ver con la independencia para pensar, decidir y actuar; con moverse en la existencia de acuerdo con las propias creencias, criterios y convicciones, en vez de como seguimiento del ritmo de quienes nos rodean.
  • Verdad. Los hechos son los hechos, negarlos es un acto irresponsable que nos resta control sobre nuestra vida.
  • Perseverancia. Es capaz de definir objetivos, trazar un rumbo, iniciar acciones para lograr esos objetivos y, además, desarrollar la capacidad para el esfuerzo sostenido. Los eventos frustrantes son pruebas superables desde su conciencia creativa.
  • Flexibilidad. Ante la novedad, para no sufrir, es necesario flexibilizar nuestras creencias y adecuar nuestros deseos sin caer en la resignación o la inacción. Flexibilidad implica abrirse a lo nuevo, aceptar las diferencias y lograr convivir con ellas; tomarse algunas cosas menos en serio, darse otras oportunidades y aprender a adaptarse. Son manifestaciones de inteligencia, consciencia y respeto por el bienestar.

Ven a LC Psicólogos y te ayudaremos a superar tus problemas de autoestima para que convivas a gusto contigo mismo.