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Toma de decisiones – Habilidades sociales - LC Psicólogos

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Toma de decisiones

Habitualmente cometemos muchos e importantes errores en el proceso de tomar decisiones.

La toma de decisiones es una de las tareas más difíciles y estresantes que debe realizar el ser humano. Si no se hace de forma adecuada puede ser causa de problemas psicológicos. En LC Psicólogos somos conscientes de ello y por eso te ayudamos en tus procesos de toma de decisiones.

Tomar decisiones es en sí mismo una tarea que, hasta cierto punto, nos tranquiliza, pues es el inicio del afrontamiento de un problema: ya estamos haciendo algo (pensar) para solucionar lo que nos agobia.

Sin embargo, muchas veces no dirigimos la preocupación hacia el objetivo que nos causa malestar, sino que podemos llegar a preocuparnos por sucesos poco probables, rehuyendo centrarnos en problemas acuciantes a los que no queremos o no podemos enfrentarnos. El miedo a fallar puede resultar totalmente paralizante.

Es importante la labor de los psicólogos para enseñar a vivir afrontando los riesgos que conlleva hacerlo con plenitud y responsabilidad.

Habitualmente los seres humanos incurrimos en una variada gama de errores al intentar tomar una decisión. Entre ellos los más frecuentes son:

  • Mostrar incapacidad para reflexionar sobre el problema. Algunas personas se resisten a reflexionar antes de actuar porque la reflexión les supone demasiado tiempo, demasiado trabajo y no saben demasiado sobre el problema.
  • Definir mal el problema. Nos conducirá inevitablemente a la solución equivocada. Si no se conoce el problema, cualquier solución es equivocada. Cuando se conoce el problema, la solución podría ser la correcta.
  • Recopilar información no válida. En estos casos, las decisiones se toman primero y luego se busca información para respaldar la solución.
  • Comprender mal el problema. Podría deberse a subjetividad, análisis irracional, retraso o dilación, falta de sensibilidad y falta de enfoque; entre otros.
  • Buscar la información que respalda una elección previa existente y descartar la que se oponga a ella.
  • Darle un peso desproporcionado a una parte de la información en lugar de esperar a tener toda la necesaria.
  • Repetir una y otra vez la misma decisión porque «he invertido tanto en esto que no puedo abandonarlo ahora ni tomar otra decisión (o buscar una posición mejor)».
  • Ser demasiado confiado. Nos lleva a sentirnos optimistas y tomar decisiones de alto riesgo.
  • Ser demasiado prudente. Puede provocar un retraso inasumible en tomar la decisión.
  • Cargar a otro con la responsabilidad. Delegar en otro la responsabilidad de tomar la decisión, no tomar decisiones por uno mismo, buscar alguien a quien responsabilizar si las cosas no salen bien.
  • Rendirse ante el fracaso: creer que las elecciones que realizamos están predestinadas y que seguramente fracasarán.
  • Consultar constantemente: de este modo, si todo sale bien, nos sentimos satisfechos, pero si no es así, evitamos hacernos responsables.
  • Tomar decisiones simbólicas. Son decisiones por las que peleamos mucho pero de las que nos despreocupamos una vez tomadas.
  • Decidir en momentos en los que no estamos en condiciones debido a nuestro estado de ánimo, estrés, urgencia percibida, presión, etc.
  • Solucionar un problema mediante la creación de otro. Sería la típica solución de «pan para hoy, hambre para mañana».

 

La buena toma de decisiones nos permite vivir mejor, nos otorga control sobre nuestras vidas y nos aleja de la frustración por no saber decidir. En LC Psicólogos estamos a tu disposición.